Filosofando
Bendito sea el que escribe
Bendito sea el que escribe
aunque no sepa escribir.
Si es que sabe lo que escribe,
eso sí es escribir.
Las reales academias
con sus reglas de escribir,
hacen en el mundo escritores
que escriben por escribir.
El pez dorado
Cada vez que tengo pena
echo al viento mi pesar,
cojo mi papel y mi lápiz
y empiezo a filosofar.
Si es que el viento me acompaña
me hago enseguida a la mar,
con la caña de mi lápiz
y mi goma de borrar.
En el fondo de los mares
echo mi anzuelo al azar,
en busca de un pez dorado
que me diga la verdad.
¿La suciedad de la tierra
la puede lavar el mar?.
Enseguida que recojo
con paciencia mi sedal
emerge un pez dorado
con un -sí- como el coral.
La mente
La mente humana
siendo curva se torna plana,
siendo buena se torna mala.
La mente humana
se ahoga en un vaso de agua
y de sed muere en un mar de agua.
La mente humana
siendo curva se torna plana,
siendo buena se torna mala,
su propio cuerpo así la mata.
La mente humana
a su cuerpo deja sin una gota de agua
porque siendo curva se torna plana.
En el campo
Estando yo un día en el campo
pensando yo me decía,
si yo fuera pajarillo
¡qué contento me pondría!.
Cuando de pronto volando
un pájaro aparecía,
y parándose en mi cabeza
con sus trinos me decía.
¡Abre la puerta Manuel
que te traigo la alegría!.
Ama con fuerza a tu Dios
y tendrás sabiduría.
El pajarillo piando
más contento se ponía,
de ver que mi corazón
de para en par se abría.
Antes de irse volando
de esta manera decía,
aquí te dejo un talento
llamado -filosofía-.
Mirando la mar
Mirando la mar serena
y un barco que navegaba,
yo sentado en mi terraza
de pronto filosofaba.
A la mente me venía
y al instante se marchaba,
el temor del pescador
cuando hay una marejada.
Esos rostros tan curtidos
esas profundas miradas,
a las olas que le acosan
cuando el día se marchaba.
Cuando la noche sin luna
yo pensando imaginaba
¿qué será del pescador
cuando la mar se encrespara?.
Mirando la mar serena
triste yo filosofaba.
Con el sol en mi cabeza
Con el sol en mi cabeza
y con la tierra en mis pies
con el viento y con el mar,
¿a quién le puedo temer?.
Si fuera de estas maravillas
nada se sostiene en pie,
por más orgullos que tenga
dinero belleza o poder,
todo caerá al suelo
a dónde pisan mis pies.
Con el sol en mi cabeza
el mundo tengo a mis pies.
Con el sol en mi cabeza,
con el mar y con el viento
que todo lo tengo dentro,
¿a quién le puedo temer?,
¿es que no es para estar contento?,
¿es que no es para entender?.
Tengo el mundo en mis manos
y nadie lo quiere ver.