Enfrentado al mar

Rosa hermosa perfumada,
no te apartes de mi vera
que las olas de la mar
son bastante traicioneras.

Es el mar inteligente,
le gustan las cosas buenas,
por eso el pillo quería
quedarse con mi morena.

Pero a mí se me encresparon
las arterias y las venas,
porque él ya tiene bastante
con sus miles de sirenas.

Yo tan solo conservo
esta rosa hermosa y buena,
yo no quiero consentir
que se hunda en tus arenas.

El pajarillo

Un vientecillo enfadado
rompe la tranquila calma,
con un ligero movimiento
del junco, el mimbre y la caña.

Porque un pajarillo piaba
saltando de rama en rama,
dándole quejas al viento
del cazador que no amaba.

El viento como era viento
como el viento contestaba,
pregúntale tú al jumento
si su vida está calmada.

Por culpa de una talentos
de unas mentes renegadas,
son cárcel y son hierros
donde su alma está encerrada,
hasta que llegue la muerte
para que sea liberada.

¡Tengo miedo!

Tengo miedo de la llama
del calor que está cediendo.
Tengo miedo de la rama
de la hoja que está cayendo.

Tengo miedo de la hoja
porque se está desprendiendo.
El verdor y el esplendor
parecen que están muriendo.

Tengo miedo que se caigan
de la rama y vaya al suelo.
La hoja de mi alegría,
la sombra de mis consuelos.

Tengo miedo del calor
porque la luz va cediendo.
Porque el gozo del amor
parece que está muriendo.

Tengo miedo que se apague
el divino entendimiento.
Del amor de los amores,
por causa de un mal momento.

Tengo miedo de las sombras
que ocultan la luz del cielo.
Que ocultan la luz del sol,
de ese sol de entendimiento.

Tengo miedo del amor
que se ataque en un momento.
Por no querer acoger
al divino entendimiento.

El pez dorado

Cada vez que tengo pena
echo al viento mi pesar,
cojo mi papel y mi lápiz
y empiezo a filosofar.

Si es que el viento me acompaña
me hago enseguida a la mar,
con la caña de mi lápiz
y mi goma de borrar.

En el fondo de los mares
echo mi anzuelo al azar,
en busca de un pez dorado
que me diga la verdad.

¿La suciedad de la tierra
la puede lavar el mar?.

Enseguida que recojo
con paciencia mi sedal
emerge un pez dorado
con un -sí- como el coral.

Estudiante

Estudiante universal,
suenas como suena el trueno.
Sin entender ni pensar
qué es la palabra «primero».

En el viento y en el sol,
en los mares y en el suelo.
Tienes el mundo en tus manos
y le estas pidiendo al cielo.

Estudiante universal,
eres mi gran desconsuelo,
porque ni entiendes ni piensas
qué es lo malo y qué es lo bueno.

Estudiante universal,
ni eres blanco ni eres negro.
Si tu no entiendes ni piensas
qué es la palabra «primero».

Estudiante universal,
mi alma siente tu duelo
tienes la gloria en tus manos
y tu mirada en el cielo.