Voy a cantar a mi tierra
y al lugar donde nací,
es un trozo del planeta
muy querido para mí,
alguien le puso Caneja
plantando en él un jardín,
que cuidaban con esmero
con amor puro y sincero
del perfume de un jazmín.
¡’Ay, Caneja!. Yo te quiero
aunque esté lejos de ti;
yo también fui sembrador
de las espigas doradas
que nacían en tu jardín,
y todos tus sembradores
son hermanos para mi.
Por eso en verso os digo
que hagáis bien la labor,
y que sembréis con esmero
las semillas del amor,
así seréis los primeros
en los campos del Señor.