Rocio de la mañana

Rocío de la mañana,
agua suave y sigilosa,
que te posas en las plantas
igual que una mariposa.

Se queda adormecida
en las hojas de una rosa,
y al llegar el sol caliente
alza el vuelo silenciosa.

Aunque no te puedan ver,
tú seguirás siendo hermosa.

Sol celeste

Sol celeste en las alturas,
eres fuente natural,
eres luz del mundo entero,
mueves todo con mirar,
nada se esconde a tu vista,
tu energía es sin igual.

La vida se pararía
si dejaras de alumbrar.
Yo me atrevería a decir
que en tu bola de cristal
se encuentra el reino de Dios
con su infinita bondad.

Tan sólo con su mirada
le hace a la tierra girar.
Igual que gira la tierra,
el hombre ha de girar.

Y habrá dolor en la tierra
mientras que haya libertad,
porque somos ambiciosos
y siempre queremos más.

Es la cadena que gira,
es la cadena del mal,
porque los hombres se niegan
a tener conformidad.

Sol en las alturas

Tú eres, sol, en las alturas
la lumbrera natural,
eres luz en las tinieblas
y calientas sin cesar.

El que se cuide de ti
tiene que ser especial,
ser enviado del Padre
para poderse acercar.

Porque nosotros, los hombres,
ni te podemos mirar
límpiamente con los ojos
sin protección de un cristal.

Es que el Padre nos conoce
que no somos de fiar,
lo que el hombre toca y ve
ya lo quiere acaparar.

Dejaría el mundo a oscuras
o habría que pagar.
Así está bien dispuesto
en este reino animal,
que el que se exceda se queme
y deje sol a los demás.

Sol redondito

Sol eterno y redondito
que alumbras mi caminar,
¿quién te hizo tan calentíto,
que no te puedo mirar,
y ver lo que tienes dentro
de tu bola de cristal?.

A veces calientas tanto,
que puedes hacerme mal;
no me quemes, solecito,
porque tendría que llorar;
tú caliéntame un poquito
y ahuyenta mi oscuridad.

Lágrimas y suspiros

Yo soy piedra de un camino:
con lágrimas y suspiros
he de rodar y rodar,
voy grabando en mi destino
huellas que se han de borrar.

Como escritura en el aire,
como surcos en la mar,
soy eslabón de cadena,
soy movido sin cesar,
por una fuerza divina,
que me ha de transformar.

Lo mismo que a la semilla
que muere para empezar,
el día que yo nací
fui principio de un final.

Yo soy piedra

Yo soy piedra de un camino;
me quejo de mi destino,
que me tocó por azar.
Voy a gritar a mi signo
que estoy harta de rodar,
de que me den puntapiés
y me escupan al pasar.

Hombres sin corazón,
¿es que no tenéis piedad?.
¿No veis que me estáis pisando?.
¿No veis que no puedo hablar?.

¡Ojalá! que venga un perro
a morderos de verdad,
a ver si en ese momento
me pusierais a volar,
y salir de este camino.
Y que se acabe el destino
que me tocó por azar.