Uno del montón

Centro mis poesías
en torno de mi Señor,
porque me alienta y me quiere
y me da su corazón.

Soy como otro cualquiera,
yo soy uno del montón,
que reparo muy poquito
en la grandeza de Dios.

Yo me aflíjo y me entrístezco
de que haya tanto dolor,
por culpa de los humanos
por no entender el amor.

Yo quiero

Yo quiero vivir mi vida
ayudando a mis hermanos,
soy encargado de Dios
quiero cumplir su recado.

Yo quiero amar a mi Padre,
el que todo lo ha creado,
quiero amar a todo el mundo
sin esperar ser amado.

Yo quiero ser el fruto
de lo que Dios ha creado,
alimento del presente
semilla para el futuro
y recuerdo del pasado.

Mi Dios por Rey

Acepto a mi Dios por Rey
y al amor por mi bandera,
he nacido para ellos
hasta el día que me muera.

Quiero que sean mi refugio
y que estén siempre a mi vera,
cuando me encuentre agobiado
que sean mi cabecera.

Así estaría tranquilo
en el lugar que me quieran,
porque soy todo de ellos
y de mi familia entera.

El bien y el mal

Voy a escribir un verso
que habla del bien y del mal.
Dios nos dejó respuestas
y nos dio la libertad,
aunque existen miles de ellas,
de una sola tratará.

Es el agua con el fuego
igual que el bien con el mal,
es señal muy evidente
que no se sabe apreciar,
aunque siempre esté latente
para poder rectificar.

Fíjense en su naturaleza
y en su forma de actuar,
si el agua cae en el fuego
a éste lo apagará;
aunque alguna de esta agua
evaporada se verá,
y elevada por el viento
depurada volverá.

Es la gracia divina
que no se extingue jamás,
el fuego se queda negro
y el agua aún brilla más.

En la vida de los hombres
estas cosas son igual,
unas son fuego terrible,
otras aguas que se van,
otras el agua dispuesta
a enfrentarse con el mal;
el que muere en el intento
no está muerto, brilla más
y el fuego que haya apagado
este negro quedará.

Invito al mundo entero
y a las aguas que se van,
que juntos todos sin miedo
apaguemos de una vez el mal,
que para siempre brillemos
sin subir y sin bajar.

Gracias Padre

Quiero dar al Padre gracias
porque del mal me libró,
y puso en mi la semilla
que germinó en el amor.

Es el tesoro que quiero,
no tendré nada mejor,
pido a Dios que crezca mucho
en todo mi alrededor.

Que se pierda toda envidia
y que no exista el dolor,
porque el Padre quiere eso
para el mundo que creó,
y que se fundan los malos
en el horno del amor.

La mejor lección

La mejor lección del mundo
es el dolor de la carne.
Frena las ambiciones,
orgullos y vanidades.
Es una ley divina
que sana muestras maldades.