La enfermedad

Es más largo y más penoso
combatir la enfermedad,
que el hecho que la produce
por duro que sea su mal.

Cuando el hombre es ignorante
tarde suele despertar,
y entonces carga sus culpas
al que combate su mal.

Al que lucha por su bien
todo le peso le caerá,
todo el peso de la cruz
sin motivo ni piedad.

Tristeza

¡Qué triste es para un padre
ver sus hijos que se mueren!,
porque ni saben ni quieren
quererse como él les quiere.

Pena, horror y sufrimiento
de ese dolor que viniere,
a la carne de los hijos
a los que tanto se quiere.

¡Qué hermoso es el amor
cuando de veras se quiere!.
Cuando de veras se quiere,
¡cómo goza el corazón!
cuando gozan los que quieren.
Cuanto gozo tendría Dios
si este mundo quisiese.

Sufrimiento

El rico con sus riquezas
y el pobre con sus pobrezas.
Todos sufren el dolor
todos sufren sus tristezas,
donde no reina el amor
nuca puede haber proezas.

Al que es rico, por ser rico
y al pobre por su pobreza,
cada un tiene un tormento
y en el fondo un sufrimiento,
que le agita el corazón.
Todo ser está sediento
por la ausencia del amor.

Tan frágil

Soy tan frágil, soy tan débil
soy tan sensible al dolor
y aguanto muy poquito
la lluvia el frío y el sol.

¿De qué materia me hiciste?
¡díme, divino Señor!,
que mi cuerpo se marchita
parecido a una flor.

Si la tierra me alimenta
y a la misma he de volver,
¿para qué tanta penuria
y tan poquito placer?.

Aunque estoy bien seguro
de que el barro no es quien
de decirle al alfarero
qué es lo que tiene que hacer.

Entre la tierra y el cielo

Entre la tierra y el cielo
el hombre hace su infierno,
hace que surjan los males
hace su propio veneno.

Cuantas cosas hace el hombre
que son para él un tormento,
que son para él el motivo
de no estar nunca contento.

Cuando arrecia la tormenta
de un mar de acciones e inventos,
es la tierra quien percibe
sus quejidos y sus lamentos.

Equivocación

Por no entender a la vida
la vida me castigó,
a pasar toda la vida
con sufrimiento y dolor.

La vida no se repite
ni sabe que es el perdón,
al que yerra lo castiga
sea cual se su color.
No conoce si es pequeño
si es mediano o si es mayor,
la medida del castigo
es la misma del error.

Me siento como un velero
que tiene roto el timón,
pidiendo al aire del cielo
¡no me arrastres por favor!.

Deja al mar que viva en calma
que es muy fuerte tu furor,
en mi bodega descansa
una parte de tu Dios.

Si en el camino te encuentras
un hombre que está llorando,
no le preguntes por qué.
Déjale que está penando,
por una equivocación
lleva un castigo colgando,
por no poder deshacer
el error lo está matando.