Ministros ladrones

Los presidentes que amparan
a los ministros ladrones,
tienen gran delito por
cobardes y cabrones.

Cuando se agranda el ojal
no sujetan a los botones,
ya no se cierra la capa
y se caen los pantalones.

Se ven que son chorizos
los que se tenían por señores,
ya van cayendo del burro
ante todos los españoles.

Dinero infernal

Me duele, me duela mucho
el escribir con dureza,
pero si he de ser sincero
he de hacerlo con firmeza.

He de decir la verdad
de este mundo de pobrezas,
de ese amor que tanto vale
destrozado por las riquezas.

Ese dinero infernal
lleva al hombre de cabeza,
lleva al hombre a la desazón
y lo encadena al dolor,
de su fiel naturaleza.

Tristes campos

Qué tristes están los campos
cuando la gente se va,
por esos malos mandantes
que no saben gobernar.

Roban todo lo que pueden
para enriquecerse más,
con los impuestos que ahogan
a toda la humanidad.

Nada en el campo es rentable
porque tragan más y más,
esos malvados mandantes
que viven como -marajás-.

Qué tristes están los campos
desde que ellos ya no están,
como suben los impuestos
los culpables de todo mal.

Maldito seas dinero

Maldito seas dinero
que el hombre muere por ti,
eres el alma del diablo
haces al mundo infeliz.

Por eso existen las guerras
y todos sufrimos por ti,
por el valor que te dieron
y nuestra ambición sin fin.

Todos nacemos sin nada
sin nada habrá que morir,
¿de que nos sirve el dinero
si él siempre se queda aquí?.

Nadie se lleva nada
a la hora de partir.

Terroristas

Terroristas, terroristas,
os tengo que aborrecer.
Sois la peste de este mundo,
la muerte de todo ser.

Los señores de las leyes
los señores del poder,
esos son los terroristas
ellos son Lucifer.

Por los que viene la muerte
la causa del padecer,
por esas leyes malditas
contrarias a todo bien.

Al sol, la tierra y el viento,
y la ley del firmamento
y que se olvidan de él.

Entonces se hacen sus leyes
y ellas mueren también.

Al liceo

Liceo de Barcelona
tu conoces el complot,
sabes bien quien te ha quemado
por embolsarse un «pastón».

Construyéndote de nuevo
se forrarán un montón,
con las pieles ya maltrechas
de todo trabajador.

Porque siempre paga el mismo
los platos que otro rompió,
todo el que tiene dos pieles
es porque a otro desolló.

Sin tener piedad ninguna
sin motivo ni razón,
tan sólo por ser más débil
el cordero que el pastor.