Cuanto en la vida se siembra,
fíjense en su evolución:
siempre nace lo primero
lo que nunca se sembró,
cardos y malas hierbas
para causar el dolor,
o se cortan y se queman
o se comen lo mejor,
sin dar el menor provecho
al humilde sembrador.
Esto sucede con todo
que está debajo del sol:
el remedio es el mismo
que el Padre al principio dio,
sin excepción alguna
en todo cuanto creó.