He aquí un león herido
que se arrastra con nobleza,
para alcanzar su guarida
sin perseguir a su presa.

Ya no hace galanterías
de su poder y destreza,
ya se encuentra agazapado
al pie de una encina vieja.
Esperando resignado
que sane su herida abierta.
Soñando con el pasado
recordando su grandeza.

Envidia a los pajaritos
que vuelan por su cabeza,
cuando le vino una idea
y se arregla la melena,
corno ya cazar no puedo
entonces me haré poeta.

Recitaré mis versos
para que el bosque entienda,
que aunque el león esté herido
es el rey de la selva.