Un vientecillo enfadado
rompe la tranquila calma,
con un ligero movimiento
del junco, el mimbre y la caña.

Porque un pajarillo piaba
saltando de rama en rama,
dándole quejas al viento
del cazador que no amaba.

El viento como era viento
como el viento contestaba,
pregúntale tú al jumento
si su vida está calmada.

Por culpa de una talentos
de unas mentes renegadas,
son cárcel y son hierros
donde su alma está encerrada,
hasta que llegue la muerte
para que sea liberada.