No hace falta ser un genio
ni estudiar ni ser letrado,
para entender que los bienes
son el fruto del cuidado.
Son el fruto del amor
que pusiste en el sembrado
del que fuiste sembrador y
el pastor de tu ganado.
El sustento de este mundo
es la flor de los sembrados,
si los cuidas con amor
estarás siempre colmado.