Por no entender a la vida
la vida me castigó,
a pasar toda la vida
con sufrimiento y dolor.

La vida no se repite
ni sabe que es el perdón,
al que yerra lo castiga
sea cual se su color.
No conoce si es pequeño
si es mediano o si es mayor,
la medida del castigo
es la misma del error.

Me siento como un velero
que tiene roto el timón,
pidiendo al aire del cielo
¡no me arrastres por favor!.

Deja al mar que viva en calma
que es muy fuerte tu furor,
en mi bodega descansa
una parte de tu Dios.

Si en el camino te encuentras
un hombre que está llorando,
no le preguntes por qué.
Déjale que está penando,
por una equivocación
lleva un castigo colgando,
por no poder deshacer
el error lo está matando.