El hombre en este mundo
no quiere felicidad,
sólo quiere la codicia
del interés material.

Por eso Dios lo ha dejado
y también se ha retirado
dándole la libertad,
para que actué como quiera
en el bien o en el mal.

Al hombre equivocado
le gusta la libertad,
para abusar de su hermano
y vivir sin trabajar,
sin que haya poder alguno
que lo pueda amonestar.

Así entiende el hombre
la deseada libertad.