La mente es un lugar
que no se puede ocupar
al mismo tiempo dos veces
como el agua y la sal.

Porque se han de derramar
sin poder determinar
qué es el azúcar y qué es la sal.

Es un cacao fatal,
que hasta la razón se pierde
sin saber dónde vas.

Como el agua de una fuente,
que se desborda en torrente,
buscando ansiosa la mar,
la calma de un sol naciente.