Gracias te doy, Señor,
porque del mal me has liberado.
Nunca tuve poder
ni dinero demasiado;
con estos dos elementos
siempre el hombre fue engañado,
y, olvidándose de ti,
se hizo él mismo un desgraciado.
El poder está en el demonio
y en el dinero su criado,
cuando se juntan los dos
pobre del que esté a su lado.