Voy a acusar al dinero,
que entregó al Nazareno
para arrastrar un madero,
hasta morir en la cruz.
Este maldito dinero,
va arrastrando al mundo entero
por el rastro del madero,
y las huellas de Jesús.
Yo me pongo entristecido,
cuando pienso en el dinero
que sigue abriendo el reguero
del padecer de la cruz.
Yo le pido al mundo entero,
y a aquel Cristo del madero
que no se mezcle el dinero
con la sangre de Jesús.