Entre tu vida y la mía
hay un muro de silencio,
de ortigas y madreselvas
de cal, de piedra y cemento,
que no lo puedo escalar
ni aunque yo fuera viento.
Me siento tan confundido
ese muro es mi tormento.
Tu, estás casada con otro
y yo, te sigo queriendo,
eres sangre de mis venas
eres mi vida y mi aliento.
Un día jugando tu niño
vi que le diste un beso,
y cuando lo dejaste solo,
como un ladrón en acecho,
alcé tu niño del suelo
y en su cara de amapola
robó mi boca tu beso.
Cuando a solas yo me encuentro
acaricio tu pañuelo,
y me dá la sensación
que estoy tocando tu cuerpo.
Locura desesperada
soy un velero sin viento,
soy como un río sin agua.
yo, soy un hombre sediento.