Al sol que vieron mis padres,
al sol que me vio crecer,
que me calienta y me alumbra
para amar y querer.
Y a otro sol más pequeñito
que es el sol de mi mujer,
que alumbra mis pensamientos
y me da calor también.
Yo la necesito tanto
como el pan para comer,
como el agua cristalina
cuando tengo mucha sed.