¡Pobre perro abandonado!
que en las calles te han dejado,
sólo por falta de amor
de un caprichoso saciado.
Llorando por el camino
llevas triste el corazón,
porque te encuentras perdido
como barco sin timón.
Con rumbo desconocido
en los caminos de Dios.
¡Dios te lleve, hermano perro!
por un camino mejor,
sea cual sea tu destino,
si en él está el amor,
jamás estarás perdido.
Y quizás estés mejor
que con aquel que has querido,
siéndole fiel servidor
en todo cuanto has podido.
¡No llores, hermano perro!
por quien no te ha merecido.