Las gentes de las naciones
son como tierra abonada,
quienes gobiernan y mandan
ahogan la buena semilla
y están sembrando cizaña.

Promueven todas las guerras
por un puñado de plata,
hombres sin corazón
peores que alimañas,
que envenenan el planeta
por sus malditas ganancias,
que les servirán de cuerda
en sus respectivas gargantas.

Hay una rueda que gira
de aquella Historia Sagrada,
si entonces Judas se ahorcó
hoy los «judas» se ametrallan,
y gira y gira la rueda
que resuena en las entrañas,
de aquellas conciencias sucias
extranjeras o de España.