Hombres que trabajáis el mar,
hombres que trabajáis la tierra,
¿por qué vivís arrastrados?,
¿por qué morís de miseria?.
¿Por qué secundáís el juego
a esa raza de culebras,
que os chupan vuestra sangre
lo mismo que sanguijuelas?.
Rechazad toda ambición
por las malditas monedas.
Os basta con vuestro mar,
os basta con vuestra tierra.
Para nutrir vuestro cuerpo
tenéis la despensa abierta,
y no hacen faltas peleas,
ni el dinero, ni las guerras.
Tan sólo la voluntad
para cuidar vuestra tierra,
que es la que os da el pan,
es la que llena la cesta,
y el que no quiera cuidarla
que coma polvo de ella.