Si no me cuentas amigo
lo que a tí te sale mal,
¿cómo podría ayudarte
si no sé por donde vas?.
Tu tienes todo el derecho
a tener tu intimidad,
yo también tengo el deber
de procurar de ayudar.

Si Dios me ha dado ese encargo
¿quién me lo puede quitar?.
Es por eso que yo pido
que no me tomen a mal,
que los males que yo pueda
los intente evitar.