Yo no escribo mis poemas
sin ánimos de ofender,
yo no soy instrumento
de lo que dicta mi fé.
Si yo pensara una cosa
y me expresara al revés,
sería engañarme a mí mismo
haciéndome un falso juez.
Dios me libre del engaño
que engendra la mala fé,
y nos rebota en la cara
para hacernos padecer.