Soy tan frágil, soy tan débil
soy tan sensible al dolor
y aguanto muy poquito
la lluvia el frío y el sol.

¿De qué materia me hiciste?
¡díme, divino Señor!,
que mi cuerpo se marchita
parecido a una flor.

Si la tierra me alimenta
y a la misma he de volver,
¿para qué tanta penuria
y tan poquito placer?.

Aunque estoy bien seguro
de que el barro no es quien
de decirle al alfarero
qué es lo que tiene que hacer.