Qué tristes están los campos
cuando la gente se va,
por esos malos mandantes
que no saben gobernar.

Roban todo lo que pueden
para enriquecerse más,
con los impuestos que ahogan
a toda la humanidad.

Nada en el campo es rentable
porque tragan más y más,
esos malvados mandantes
que viven como -marajás-.

Qué tristes están los campos
desde que ellos ya no están,
como suben los impuestos
los culpables de todo mal.