¡Qué triste es para un padre
ver sus hijos que se mueren!,
porque ni saben ni quieren
quererse como él les quiere.

Pena, horror y sufrimiento
de ese dolor que viniere,
a la carne de los hijos
a los que tanto se quiere.

¡Qué hermoso es el amor
cuando de veras se quiere!.
Cuando de veras se quiere,
¡cómo goza el corazón!
cuando gozan los que quieren.
Cuanto gozo tendría Dios
si este mundo quisiese.