Soy como un cuerpo sediento
que no sabe a donde irá,
yo soy lo mismo que del aire
que no para de volar.
Soy alegría y tristeza
entre luz y oscuridad,
tengo miedo a la torpeza
de poderme equivocar.
Yo pido a la Providencia
y a la Corte Celestial,
que donde quiera que vaya
se deshaga la maldad.
Dame Señor valentía
fuerza en mi carne mortal,
dáme tú sabiduría
y enséñame a caminar.
Deja tu luz encendida
que alumbre mi caminar.