Yo soy piedra de un camino;
me quejo de mi destino,
que me tocó por azar.
Voy a gritar a mi signo
que estoy harta de rodar,
de que me den puntapiés
y me escupan al pasar.
Hombres sin corazón,
¿es que no tenéis piedad?.
¿No veis que me estáis pisando?.
¿No veis que no puedo hablar?.
¡Ojalá! que venga un perro
a morderos de verdad,
a ver si en ese momento
me pusierais a volar,
y salir de este camino.
Y que se acabe el destino
que me tocó por azar.